La exploración física del oído aporta mucha información, pero es difícil, incluso con mucha experiencia. Aparte de los conocimientos necesarios de la anatomía y de las patologías, su aprendizaje requiere que se dominen varios procedimientos y que se sepa exponer adecuadamente la membrana timpánica. La interpretación de las anomalías que se observan se puede hacer a varios niveles, dependiendo del objetivo del contexto clínico (diagnóstico de una otitis aguda, un hemotímpano, etc., correspondiente al médico general o de urgencias) y de la experiencia del clínico (diagnóstico funcional y lesional preciso en el marco de la otitis crónica, correspondiente al especialista). Es una exploración barata, indolora y reproducible que permite un seguimiento evolutivo de las patologías. El obstáculo principal para dominar la otoscopia es la ausencia de un material adecuado, una luz de buena calidad y un sistema de aumento, y la principal ayuda para la progresión rápida es la comparación de la observación con la de un médico experimentado para lograr la representación mental tridimensional (3D) de una «realidad aumentada» complementada por los conocimientos anatómicos y fisiopatológicos.