El trasplante renal se considera en la actualidad el tratamiento de elección de la insuficiencia renal terminal a pesar de sus complicaciones médicas y quirúrgicas. Las principales complicaciones quirúrgicas son urinarias. Se deben a una mala calidad del uréter del injerto y a un defecto técnico de la anastomosis urinaria. Aunque su impacto sobre la supervivencia a largo plazo del trasplante renal es escaso, provocan una morbilidad considerable y un sobrecoste importante. Su incidencia ha disminuido con el tiempo debido a los progresos en los conocimientos de sus mecanismos y gracias a la mejora de las técnicas quirúrgicas. Por tanto, en la actualidad la incidencia parece haberse estabilizado a pesar de la realización cada vez más frecuente de injertos procedentes de donantes con criterios ampliados. Las complicaciones urinarias pueden aparecer en el mes posterior a la intervención (fístulas urinarias y obstrucciones ureterales por compresión extrínseca), pero también a largo plazo tras el trasplante (estenosis ureteral o reflujo vesicoureteral). El tratamiento de estas complicaciones debe realizarse en centros «expertos» para preservar la función del injerto. En este artículo, se describen las complicaciones urinarias del trasplante renal. En opinión de los autores del artículo, las fístulas ureterales de aparición precoz requieren un tratamiento quirúrgico rápido para evitar otras complicaciones tardías. A pesar del desarrollo de la endourología y de la laparoscopia, las estenosis ureterales requieren todavía soluciones quirúrgicas convencionales en un cierto número de casos.