La torsión del cordón espermático es una urgencia funcional que compromete el pronóstico vital del testículo. Puede ocurrir a cualquier edad; sin embargo, hay dos picos de frecuencia: el primer año de vida y el período de la pubertad. Cualquier sospecha clínica de torsión del cordón espermático justifica una exploración quirúrgica urgente. Ninguna exploración complementaria ha demostrado ser eficaz para diagnosticar con certeza la torsión del cordón espermático y, por lo tanto, no debe retrasar el tratamiento quirúrgico para optimizar el pronóstico funcional de los testículos. Una «bolsa escrotal aguda y dolorosa» en un niño o adolescente es una torsión del cordón espermático hasta que la exploración quirúrgica demuestre lo contrario. Los principales diagnósticos diferenciales son la torsión de los anexos testiculares y la orquiepididimitis. Las maniobras de detorsión externa son de poca utilidad en la práctica corriente en vista de la intensidad del dolor. Antes de la intervención, se debe advertir al paciente del riesgo de orquiectomía y la consiguiente hipofertilidad, y los padres deben firmar una autorización en el caso de un paciente menor o bajo tutela. La preservación del testículo afectado depende principalmente del tiempo de evolución y del grado de torsión. Sin embargo, a menudo se ignoran alteraciones del testículo contralateral. La investigación intenta desarrollar moléculas para preservar la función testicular.