El tratamiento de la hipertensión arterial en el niño y el adolescente tiene dos destinatarios: la población de niños con hipertensión arterial esencial, la cual por lo general es moderada y está asociada a obesidad, y la de los niños con hipertensión arterial secundaria, generalmente grave y originada por una enfermedad renal o vasculorrenal. El control del exceso ponderal del niño hipertenso es un problema de salud pública que necesita un cambio en la alimentación y el estilo de vida, con aumento de la actividad física. Durante la última década se han realizado varios estudios aleatorizados, controlados con placebo, sobre la relación dosis-efecto, la tolerancia y la farmacocinética de diversos antihipertensores en el niño. Los inhibidores de la enzima convertidora y, más recientemente, los antagonistas de los receptores de la angiotensina II, han supuesto aportaciones considerables por su eficacia sobre la presión arterial y también sobre la proteinuria y la evolución de la insuficiencia renal en la nefropatía crónica. En las hipertensiones arteriales más acentuadas puede ser necesario asociar un inhibidor de la enzima convertidora (o un antagonista de los receptores de la angiotensina II), un antagonista del calcio, un betabloqueante y un diurético. Aún hay que desarrollar formas galénicas adecuadas para los niños y estudiar si la eficacia de los antihipertensores sobre la presión arterial y la hipertrofia ventricular izquierda se asocia a la prevención de las lesiones de aterosclerosis, principal factor de morbilidad y mortalidad cardiovascular en adultos.