La insuficiencia del primer metatarsiano (M 1), término que define el apoyo defectuoso de la cabeza de dicho hueso, debe considerarse un síndrome abierto a la posibilidad de diversos diagnósticos que atañen tanto al primer metatarsiano como a sus vecinos, en especial al segundo, e incluso a los espacios intermetatarsianos. La causa más frecuente es un defecto de longitud del M 1. Aunque la multiplicidad de los cuadros clínicos puede dificultar el diagnóstico, es posible confirmar la transferencia anómala de las cargas a los metatarsianos centrales mediante podometría electrónica o convencional. Una simple placa radiográfica anteroposterior con apoyo muestra la disposición anatómica de esos huesos y las relaciones que guardan entre sí en función de sus longitudes respectivas, es decir, lo que constituye la base fisiopatológica de esta anomalía. Después de formular el diagnóstico y de identificar el trastorno de la estática, la conducta inicial suele consistir en tomar medidas terapéuticas con respecto al calzado, el cuidado de los pies, la rehabilitación y, sobre todo, la corrección mediante ortesis plantares. El fracaso o la ineficacia del tratamiento médico correcto hacen que se solicite una opinión quirúrgica. Según se trate de una separación del primer metatarsiano con respecto al eje del pie (metatarso varo) o de otra alteración, el cirujano puede optar por técnicas dirigidas al abanico metatarsiano para «armonizar» su disposición, o sólo el primer metatarsiano; desde luego, ambas conductas se pueden combinar perfectamente.