En los reumatismos inflamatorios crónicos, el frecuente compromiso del pie y el tobillo supone una gran fuente de dolores crónicos y de minusvalía funcional que puede evolucionar hacia el daño articular irreversible. Para luchar contra estos reumatismos potencialmente destructivos, hoy día se cuenta con las bioterapias, moléculas de muy alta eficacia que han revolucionado el tratamiento de los reumatismos inflamatorios crónicos. Las primeras bioterapias disponibles fueron los antifactor de necrosis tumoral alfa (anti-TNF-⍺), indicados en ciertas formas de artritis reumatoide o de espondiloartropatías que los tratamientos convencionales no logran controlar. Actualmente se dispone de productos administrables por perfusión intravenosa o por inyección subcutánea. En la artritis reumatoide se pueden utilizar otras bioterapias por perfusión intravenosa (abatacept, con acción antilinfocitos T, rituximab, activo contra los linfocitos B, tocilizumab, inhibidor del receptor de la interleucina 6) o bien por inyección subcutánea (anakinra, antagonista del receptor de la interleucina 1). Por ejemplo en Francia, las bioterapias intravenosas se utilizan en los hospitales y está autorizada la administración domiciliaria de algunas bioterapias por vía subcutánea, siempre que hayan sido inicialmente recetadas en un servicio hospitalario. Estos medicamentos, excepcionales y de muy alto coste, necesitan la prescripción de un especialista (reumatólogo o internista). Es importante conocer y respetar las indicaciones, así como las contraindicaciones y las precauciones de uso. Destacan las complicaciones infecciosas y, más especialmente, el riesgo de tuberculosis en quienes reciben anti-TNF-⍺. Es imprescindible observar las reglas de prescripción, buscar las contraindicaciones y hacer un seguimiento para evaluar la eficacia y la tolerabilidad. Así se evitarán en lo posible las complicaciones, siempre temidas, aunque en realidad poco frecuentes, considerando la potencia de acción y la notable eficacia de estos productos.