El estudio biomecánico de la carrera a pie ha sido objeto de numerosos trabajos de investigación. Para que éstos sean eficaces, deben emplearse instrumentos de observación y medición cada vez más perfeccionados. El movimiento se evalúa en los tres ejes del espacio con recursos técnicos que incluyen sistemas de análisis de imágenes para la medición cinemática del movimiento, sincronizados con plataformas de fuerzas para medir los esfuerzos de contacto. Estos dispositivos experimentales, asociados a las leyes de la dinámica de sistemas multicorporales, permiten estudiar en su totalidad y de forma cualitativa y cuantitativa los movimientos realizados por el deportista profesional. La aplicación de modelos dinámicos, en particular la denominada dinámica inversa, ofrece, por ejemplo, la posibilidad de estudiar magnitudes no mensurables como los esfuerzos accionadores articulares. Éstos reflejan la actividad resultante de los músculos generadores del movimiento, interpretada como una auténtica firma de la acción efectuada por el atleta. En este sentido, validan y completan los enunciados técnicos de los entrenadores. Además, el conocimiento de estos esfuerzos conduce a establecer dos balances energéticos distintos, en especial el balance que mejor expresa el coste energético mecánico impuesto por el movimiento. La correspondencia de esta valoración energética con la establecida por los enfoques fisiológicos es un tema que apasiona y preocupa a muchos investigadores. Estos trabajos se prolongan en el perfeccionamiento de los modelos musculares, que también constituyen un tema de investigación actual. En otro ámbito, el estudio biomecánico de la carrera contribuye a perfeccionar el calzado específico para esta actividad y a la elaboración de materiales inherentes a la práctica del deporte como los suelos deportivos.