Adaptación del hueso al esfuerzo - 13/09/13
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El hueso debe adaptar permanentemente su estructura y sus capacidades de resistencia a las exigencias mecánicas. El osteocito es el principal mecanorreceptor del hueso y desempeña un papel fundamental en esta adaptación y en la reparación de las microlesiones que sufre el hueso. La estimulación mecánica conlleva una mejora de su estructura trabecular, sobre todo a nivel cortical, siempre que sea dinámica y no estática y que esté comprendida entre determinados umbrales. Se sabe que las personas que realizan una actividad física presentan parámetros óseos (masa ósea, densidad ósea, grosor cortical, etc.) superiores a los de las personas sedentarias. El efecto positivo de la actividad física, que es máximo en la infancia y la fase inicial de la pubertad, disminuye con la edad. Su papel en la prevención de las fracturas osteoporóticas es mucho menor en las mujeres posmenopáusicas y en los ancianos. Se ejerce sobre todo en las actividades con impacto contra el suelo. En los niños, las actividades como las que implican saltos permiten un incremento significativo del tejido óseo. Los deportes de mayor impacto sobre el hueso son la gimnasia y aquellos que conllevan saltos y carreras, mientras que los deportes estáticos, como la halterofilia, o sin impacto, como el ciclismo y la natación, tienen un efecto bajo o nulo.
Le texte complet de cet article est disponible en PDF.Palabras clave : Fisiología ósea, Calidad ósea, Actividad física, Deporte
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