Los tendones peroneos son los principales estabilizadores laterales del pie y de la articulación talocrural en carga. También participan en la orientación del pie antes de su contacto con el suelo, una acción menos conocida pero fundamental para prevenir los esguinces del tobillo. El diagnóstico de las patologías de los tendones peroneos no siempre es evidente en ausencia de signos clínicos específicos, y el estudio por imagen puede ser insuficiente, sobre todo para el diagnóstico de una fisura tendinosa. Las variaciones anatómicas de los tendones, sobre todo del tendón peroneo corto así como los músculos supernumerarios o el cuerpo muscular demasiado distal hacen más compleja la exploración. Las variaciones del relieve óseo deben tenerse en cuenta: un canal retromaleolar poco profundo favorece la luxación, mientras que el tubérculo calcáneo hipertrófico entra en contacto con los tendones y aumenta el riesgo de fisura. La resonancia magnética (RM) es la prueba de imagen más productiva, pero no siempre permite visualizar una fisura tendinosa. La tenoscopia, todavía experimental, permite ver y reparar algunas lesiones. Las patologías traumáticas son las más frecuentes en el contexto de los esguinces del tobillo y a veces agravan un pie cavo varo. Las rupturas, las fisuras y las luxaciones necesitan un tratamiento quirúrgico cuando fracasa el tratamiento médico. Las técnicas de reparación dependen del estado de los tendones: escisión-sutura, tenodesis o transferencia tendinosa. Las tenosinovitis postraumáticas son básicamente estenosantes y pueden necesitar una tenólisis quirúrgica por vía clásica o tenoscópica, con riesgo de lesión de los vínculos tendinosos esenciales para la vascularización de los tendones. Las tumefacciones retromaleolares espontáneas orientan en primer lugar hacia una tenosinovitis inflamatoria, pero no hay que olvidar el diagnóstico de lesión tumoral. La contracción de los peroneos, a menudo asociada al síndrome del seno del tarso, suele compensar una laxitud lateral del tobillo, pero también puede verse en el pie plano contracturado del adolescente con abducción marcada del antepié, en ocasiones asociada a una tendinopatía tibial posterior. La insuficiencia funcional de los peroneos puede orientar hacia un déficit neurológico. Los tendones peroneos se usan ampliamente como transferencia tendinosa en las laxitudes crónicas del tobillo o en los déficits neurológicos, a pesar de la polémica sobre sus consecuencias funcionales.