La afectación ósea en las leucemias y los linfomas es infrecuente, con la excepción de las leucemias/linfomas asociadas al virus linfótropo de células T humanas tipo 1. Se trata de lesiones osteolíticas predominantemente localizadas en la metáfisis de los huesos largos o en el esqueleto axial. La aparición de una localización ósea refleja la progresión del linfoma, cuyo pronóstico se asocia a su tipo histológico y su extensión. Las manifestaciones articulares de las hemopatías malignas se deben muy a menudo a un proceso infeccioso (artritis séptica) o metabólico (gota). Las artritis específicas son patrimonio de las leucemias agudas. Las manifestaciones articulares satélites de una vasculitis paraneoplásica son sobre todo frecuentes en las leucemias de células pilosas y las leucemias mielomonocíticas crónicas. Sin embargo, estas manifestaciones se han comunicado en todas las hemopatías malignas, a las cuales pueden preceder a veces. Estas manifestaciones osteoarticulares pueden preceder al diagnóstico de hemopatía o traducir una recaída o una transformación aguda. Su conocimiento es esencial en el diagnóstico del dolor óseo y las artritis; se debe pensar en la posibilidad de una hemopatía en ausencia de respuesta a los tratamientos usuales y en presencia de signos sistémicos, como fiebre o un síndrome inflamatorio biológico persistente, o de lesiones radiológicas atípicas. La existencia de infrecuentes localizaciones óseas o articulares específicas no debe, por supuesto, llevar a ignorar las complicaciones infecciosas o metabólicas, mucho más frecuentes en este contexto.