Las fracturas de la pierna son frecuentes y difíciles de tratar. La localización subcutánea de la cara anteromedial de la tibia expone a lesiones graves del hueso y de los tejidos blandos, y la fractura abierta es más frecuente en la pierna. Los adelantos en materia de seguridad vial han disminuido su incidencia en las personas jóvenes. Por el contrario, el envejecimiento de la población ha generado un aumento de las fracturas osteoporóticas en ancianos. Los adelantos quirúrgicos de los últimos 30 años han permitido limitar las complicaciones sépticas y los problemas de consolidación de estas fracturas. Se trata, sobre todo, del desarrollo de técnicas de osteosíntesis cerrada y de colgajos de cobertura de los miembros. Las indicaciones quirúrgicas están bien estandarizadas. El tratamiento ortopédico y la osteosíntesis abierta ocupan un espacio reducido en el tratamiento de las fracturas cerradas, en el que prevalece ampliamente el clavo intramedular. El tratamiento de las fracturas abiertas se basa en la tríada compuesta por desbridamiento, fijación ósea y cobertura cutánea con protección de una profilaxis antibiótica y antitetánica. El modo de osteosíntesis y el procedimiento de cobertura dependen de la extensión de la pérdida de sustancia cutánea, evaluada después del desbridamiento. El síndrome compartimental es una complicación precoz, común a las fracturas cerradas y abiertas, que hace necesaria la práctica de dermofasciotomías de urgencia que pueden influir en el modo de fijación ósea. Los retrasos de consolidación y las seudoartrosis son más frecuentes en las fracturas abiertas, en estrecha relación con el desarrollo de una infección ósea de tratamiento difícil en un hueso no continuo.