Los sesamoideos del hallux o gran artejo forman parte de la articulación metatarsofalangosesamoidea del primer radio (MtFS). Clásicamente, por analogía con las semillas de sésamo, se trata de dos huesos de pequeño tamaño, muy densos, situados bajo la cabeza del primer metatarsiano, que los estabiliza mediante una cresta sagital llamada crista. Estos huesos se encuentran empotrados en un complejo viscoelástico capsulotendinoaponeurótico, que se inserta en la base de la primera falange, con la que forman una auténtica cuna o hamaca o acetábulo en el que se desliza y rueda la primera cabeza metatarsiana. El conjunto forma un auténtico aparato funcional que se puede llamar aparato falangosesamoideo (AFS). La parte del tercer pivote de la marcha es el que sufre un máximo de tensiones, que pueden llegar al 300% del peso del cuerpo durante la fase propulsiva. A su altura, existen grandes tensiones de compresión, torsión y cizalladura. En un tiempo muy breve de unos milisegundos en cada paso y de manera muy precisa, toda la energía propulsiva se centra en el tendón del flexor largo del hallux, que atraviesa el AFS para insertarse en la segunda falange del hallux. A veces, existe un hueso sesamoideo empotrado en el tendón, a la altura de la articulación interfalángica que puede dar lugar a manifestaciones patológicas. La articulación interfalángica del hallux representa el apoyo del cuarto pivote de la marcha. Aparte de su importancia biomecánica tanto en el antepié como en las relaciones retropié/antepié, los huesos sesamoideos pueden verse afectados por múltiples aspectos patológicos. Esto ocurre tanto en el ámbito puramente local o locorregional, principalmente en caso de lesiones traumáticas o degenerativas, como en un contexto general de afectación inflamatoria, infecciosa, metabólica u otra. Su afectación patológica, así como las secuelas de tratamientos quirúrgicos inadecuados, como la exéresis de los dos sesamoideos, puede causar una invalidez dolorosa, de evolución prolongada y difícil de tratar.