El niño tiene una serie de características anatómicas, fisiológicas y farmacológicas, así como patologías propias que requieren conocimientos y habilidades específicas para garantizar el mejor tratamiento perioperatorio posible. Además, se debe prestar especial atención al enfoque psicológico de los niños y los padres, que es diferente del de los adultos. La morbimortalidad perioperatoria es mayor entre los niños más pequeños, en particular los menores de 1 año, con una puntuación ASA (American Society of Anesthesiologists) de 3 o más y en cirugía de urgencia. Otro factor de riesgo importante para las complicaciones peranestésicas es la práctica irregular de la anestesia pediátrica. La experiencia clínica y el mantenimiento de las habilidades, a través del ejercicio semanal regular, juegan un papel importante en la reducción de las complicaciones cardiorrespiratorias perioperatorias. Sin embargo, no existe una calificación ordinal para la práctica de la anestesia pediátrica. Los importantes esfuerzos dedicados a mejorar la seguridad perioperatoria van seguidos de una reflexión destinada a mejorar el bienestar de los niños. Entre las principales áreas de trabajo se encuentran en particular la prevención y el tratamiento del dolor y los vómitos postoperatorios, como parte de un enfoque de rehabilitación mejorada después de la cirugía (RMDC). La mejora en el tratamiento de los niños requiere, en particular, la aplicación de las recomendaciones de las sociedades científicas (Société Française d'Anesthésie-Réanimation [SFAR] y Association des Anesthésistes-Réanimateurs Pédiatriques d'Expression Française [ADARPEF]), al mismo tiempo que la puesta en práctica de una evaluación de las prácticas profesionales, para las que el Collège Français des Anesthésistes-Réanimateurs (CFAR) ofrece numerosas normas.