El uso forzado de la voz se debe a una inadecuación del comportamiento vocal respecto a la situación de comunicación. Este comportamiento vocal puede ser responsable de la aparición de lesiones benignas funcionales, como los nódulos, y de una disfonía. El término general de uso forzado de la voz engloba varias situaciones, como el mal uso vocal, es decir, un funcionamiento fonatorio anormal, o el sobreúso vocal, que corresponde a una carga vocal o utilización vocal excesiva cuyos límites son propios de cada persona. Los mecanismos que intervienen son complejos y no se limitan a los pliegues vocales ni a la laringe. La evaluación clínica respiratoria, vibratoria y articulatoria se completa con una evaluación instrumental que permite trazar el perfil vocal de una persona, adaptado a sus necesidades fonatorias y a sus exigencias profesionales y comunicativas. La transición de un funcionamiento normal y eficaz hacia un uso forzado de la voz es muy variable y propia de cada persona en su contexto sociocultural y de cada situación de fonación. Desde el punto de vista terapéutico, la variabilidad y la diversidad de las situaciones de uso forzado de la voz requieren una estrategia de tratamiento que incluya tanto consejos de higiene vocal como el trabajo del gesto vocal. En ocasiones, algunas lesiones pueden requerir que se recurra a una fonocirugía para completar la mejora de la función vocal laríngea.