El paciente transfundido puede desarrollar reacciones transfusionales inherentes al producto transfundido, pero también a su estado clinicobiológico. Estas reacciones son de tres tipos: inmunológicas, de sobrecarga e infecciosas. El seguimiento del paciente transfundido requiere conocer estas reacciones, para poder prevenirlas, diagnosticarlas y tratarlas. Este seguimiento está bajo la responsabilidad de los médicos de los centros proveedores, pero también bajo la responsabilidad del prescriptor del centro sanitario y, finalmente, de cualquier médico que pueda, a distancia de la transfusión, detectar un accidente retardado. Además, gracias al sistema de hemovigilancia, al que se declaran los efectos indeseables de los receptores (EIR), se optimiza el seguimiento de los pacientes. Varias etapas contribuyen al seguimiento del paciente transfundido: la indicación y la prescripción del producto sanguíneo, que en Francia se basa en las recomendaciones de la Haute Autorité de Santé, la prescripción de los análisis obligatorios antes de la transfusión, la selección del producto adecuado teniendo en cuenta los análisis inmunohematológicos, la situación clinicobiológica del paciente y, finalmente, el grado de urgencia, la realización y la vigilancia de la transfusión, el diagnóstico y el tratamiento de una reacción transfusional aguda, y la vigilancia de la eficacia de la transfusión. Finalmente, a distancia de la transfusión, debe mantenerse el seguimiento para el diagnóstico y el tratamiento de las reacciones y accidentes retardados de la transfusión.