Denominada impropiamente «vaginoplastia», la genitopoyesis femenina es la creación quirúrgica de la vagina, el clítoris y los labios mayores en el marco de la cirugía genital en pacientes transgénero varón-mujer. La intervención consiste, por una parte, en la resección de los testículos, los cuerpos cavernosos y la mayor parte del bulbo del cuerpo esponjoso de la uretra y, por otra, en crear una cavidad neovaginal entre el recto por detrás y la vejiga por delante. El método de referencia actual para cubrir esta cavidad utiliza la piel del pene invertida y pediculada por delante hacia el abdomen. A esto se puede asociar un colgajo cutáneo perineoescrotal de pedículo posterior. Cuando la cantidad de piel disponible en el pene no es suficiente, puede prolongarse con un injerto de piel total movilizada del escroto previamente depilado con este fin, o de las regiones inguinales. Las dimensiones mínimas medias de la neovagina creadas de este modo (restringidas por las limitaciones anatómicas) son de 15 cm de largo por 3 cm de diámetro. La creación de una neovagina mediante un trasplante pediculado de colon sigmoide sólo se puede plantear en caso de insuficiencia y/o de fracaso de estos métodos. El neoclítoris se crea a partir de un fragmento dorsal del glande pediculado sobre los vasos y los nervios dorsales del pene. Los labios mayores se crean a partir del escroto. En cuanto a la creación de los labios menores, existen varios métodos quirúrgicos para producir la ilusión de éstos. El postoperatorio rara vez es sencillo. Se aconseja la utilización de conformadores flexibles durante varias semanas para mantener la permeabilidad vaginal. En cuanto a los dilatadores rígidos, que conllevan un riesgo de fístula rectovaginal, deben utilizarse según un protocolo postoperatorio adecuado para estabilizar las dimensiones vaginales. A pesar de todas sus dificultades y sus riesgos, esta cirugía permite actualmente en la gran mayoría de los casos lograr unos resultados estéticos y funcionales muy buenos.