La exploración de los trastornos del equilibrio y del vértigo se basa a la vez en exploraciones morfológicas (con pruebas de imagen) y funcionales. Éstas tienen la finalidad de determinar y de cuantificar una posible disfunción vestibular. En términos de estrategia de exploración, actualmente se dispone de métodos que permiten comprender cada vez mejor los mecanismos fisiopatogénicos. Sin embargo, un trastorno del equilibrio también puede deberse a un defecto de la estrategia de gestión de las informaciones de los distintos sensores sensoriales que contribuyen a nuestra estabilidad: la posturografía dinámica permite realizar su análisis. La estrategia a la hora de escoger estas exploraciones funcionales consiste, mediante un mejor conocimiento, en guiar el tratamiento del mejor modo posible.