La leche materna, además de la simple nutrición, posee numerosas funciones fisiológicas que las leches maternizadas no pueden proporcionar o lo hacen de manera insuficiente. Muchos estudios muestran que la lactancia disminuye en los más pequeños la prevalencia de infecciones, obesidad infantil, muerte súbita del lactante, enfermedades inflamatorias intestinales y enterocolitis ulceronecrótica del prematuro; además, está asociada a un aumento del cociente intelectual. Es muy probable que también esté asociada a una reducción de las enfermedades atópicas, al menos por lo que se refiere al eccema y a la respiración sibilante antes de los 2 años. En la madre, la lactancia disminuye la prevalencia de los cánceres de mama que no presentan o presentan pocos receptores hormonales, así como del cáncer triple negativo, el cáncer epitelial del ovario, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares antes de los 65 años. Los beneficios de la lactancia son de tal importancia que la Organización Mundial de la Salud recomienda para todos los niños una lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, tras la cual se van introduciendo alimentos complementarios, pero manteniendo la lactancia hasta al menos los 12 meses. En Francia, sin embargo, la tasa de lactancia en el 2013 era de tan sólo un 30% a los 4 meses y del 18% a los 6 meses. En una mujer motivada, el éxito de la lactancia depende de medidas sencillas que es importante instaurar correctamente.