Los traumatismos de la columna cervical pueden producirse en el contexto de traumatismos menores, con pacientes atendidos en la consulta privada o en servicios de urgencias, o en el marco de politraumatismos. Sin embargo, los principios generales de manejo siguen siendo los mismos: inmovilización estricta hasta que se haya descartado una lesión inestable, evaluación neurológica completa seguida de pruebas de imagen óseas y osteoligamentosas para guiar el tratamiento ortopédico o quirúrgico. El pronóstico depende de la rapidez con la que se identifiquen las lesiones neurológicas derivadas de una fractura o de un traumatismo medular (en particular contusión en un paciente con una mielopatía cervicoartrósica subyacente), de modo que se pueda poner en marcha el tratamiento adecuado lo antes posible en el centro adecuado.