Valoración y tratamiento de las heridas penetrantes del riñón - 18/12/06
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Resumen |
El traumatismo penetrante del riñón es menos común que el traumatismo cerrado. Sin embargo, su incidencia ha aumentado en las últimas décadas debido al incremento de la violencia urbana. Las principales causas de traumatismo penetrante son las heridas por arma blanca y por arma de fuego, con una proporción más alta de lesiones renales en el segundo caso. El tratamiento del traumatismo renal ha avanzado en los últimos años. Antes se indicaba cirugía de entrada en la mayoría de los casos, lo que se acompañaba de un índice elevado de nefrectomías. En la actualidad, el desarrollo de las nuevas técnicas de diagnóstico por imagen disponibles en los servicios de urgencia permite, en algunos casos, la abstención terapéutica y el seguimiento estricto de los pacientes con el fin de preservar el riñón. La principal exploración diagnóstica es la tomografía computarizada (TC) con inyección de medio de contraste, que permite clasificar correctamente las lesiones renales y optar por la mejor estrategia de atención médica inicial. Ante un traumatismo penetrante, el primer paso consiste en valorar el estado hemodinámico del paciente. En el caso de una inestabilidad hemodinámica, se debe hacer una exploración quirúrgica de inmediato. Si, en cambio, el paciente se encuentra estable, hay que practicar una TC con adquisición de imágenes tardías. Las lesiones renales de grados I y II justifican la abstención terapéutica. Las lesiones de grados III y IV, asociadas a otras lesiones intraperitoneales que requieren una laparotomía de urgencia, se exploran de forma quirúrgica y pueden ser reconstruidas o sufrir una nefrectomía. La mayoría de las lesiones de grado IV con daño del hilio renal, y de las lesiones de grado V, también requieren tratamiento quirúrgico. Las lesiones renales menores justifican la abstención terapéutica y el control mediante determinaciones sucesivas de la concentración de hemoglobina y del hematócrito, así como exploraciones con TC o ecografía para seguir la evolución de la lesión y detectar posibles urinomas o hemorragias prolongadas. La disminución progresiva del hematócrito y las fístulas arteriovenosas se deben tratar al principio mediante embolización. Si fuera necesario, Las fístulas urinarias persistentes en caso de abstención terapéutica deben tratarse por cateterismo ureteral y drenaje percutáneo del urinoma.
El texto completo de este artículo está disponible en PDF.Palabras Clave : Riñón, Traumatismo del riñón, Heridas penetrantes
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