El pediatra desempeña un papel primordial en la detección selectiva de las hipoacusias, tanto en las de tipo perceptivo (cuya detección neonatal es muy deseable), como en las de transmisión (dominadas por la otitis serosa, que es muy frecuente en la primera infancia). Ante la mínima duda, conviene remitir al niño a un especialista en audiología infantil o a un ORL. Las hipoacusias pueden diagnosticarse desde los primeros días de vida, y el desarrollo del lenguaje y la escolaridad son tanto mejores cuanto más precoz es el tratamiento de la sordera. La mayor parte de las hipoacusias de transmisión son reversibles con un tratamiento médico y/o quirúrgico. Las de tipo perceptivo requieren una adaptación audioprotésica, o un implante coclear en las más graves. En todos los casos, es indispensable realizar un estudio logopédico para valorar la repercusión de la hipoacusia sobre el habla, el lenguaje oral y las capacidades de aprendizaje. Por último, la determinación de las causas de las hipoacusias de percepción se ha beneficiado en gran medida del desarrollo de las pruebas de imagen y de la genética.