La artroscopia de tobillo está desarrollándose de manera creciente, y en algunos países de nuestro entorno ocupa el tercer lugar por frecuencia de realización. Sus indicaciones están perfectamente codificadas: conflictos tisulares y óseos, lesiones osteocondrales, artrodesis y también cuerpos extraños, sinovectomías, etc. Se practica sobre todo por vías de acceso anteriores, aunque también es muy accesible por las vías posteriores descritas por Van Dijk, que también se utilizan en la artroscopia subastragalina. Esta última sigue siendo un medio de valoración muy simple y fiable de una articulación que todavía se explora mal, incluso con los medios modernos de diagnóstico por imagen. En los próximos años debe desarrollarse la artrodesis, que se lleva a cabo por esta vía posterior y que ofrece una tasa de fusión excelente a costa de una morbilidad reducida. Lo mismo ocurre con la artroscopia metatarsofalángica del dedo gordo: puede mostrarse muy útil en el tratamiento de las afecciones del primer radio, en particular para realizar una artrodesis. De este modo, esta estrategia absolutamente moderna de tratamiento de las enfermedades del pie y del tobillo sigue naturalmente la corriente quirúrgica mínimamente invasiva.