Los labios son repliegues móviles constituidos por tres tipos tisulares (mucosa, músculo y piel), que cierran por delante la cavidad bucal. Aunque su función principal es esfinteriana, los labios constituyen una región fundamental para la estética estática y dinámica de la cara. La reparación de los labios debe responder a esta doble exigencia funcional y estética. Se han descrito muchas técnicas quirúrgicas y, como suele suceder en cirugía plástica, no existe una única solución para cada reparación. Hay una serie de indicaciones clásicas y el cirujano debe conocer las principales. Dado que cada caso es especial, estas técnicas deben adaptarse, combinarse o dejar vía libre a la imaginación y al sentido artístico, con el objetivo de lograr el resultado ideal en función de la etiología, la extensión de la pérdida de sustancia y la disponibilidad tisular local. La cirugía de los labios obedece a unas reglas básicas que garantizan un resultado óptimo. Debe respetar la unión cutaneomucosa, las subunidades estéticas y las comisuras. La reparación se basa a veces en una sutura simple, pero en la mayoría de las ocasiones se deben realizar colgajos. Los procedimientos son diferentes para la reparación de las porciones blanca, roja y pilosa del labio. No obstante, siempre debe tenerse en cuenta un principio esencial: el labio debe repararse con tejido labial.