La inyección de toxina botulínica en el detrusor es un tratamiento validado, de segunda línea, de la incontinencia urinaria por hiperactividad vesical en los pacientes no neurológicos y en los pacientes neurológicos cuando existe una hiperactividad del detrusor asociada. Se trata de una neurotoxina producida por la bacteria anaerobia Clostridium botulinum, de la que sólo se comercializan dos serotipos en Francia para su uso urológico: onabotulinumtoxina A (Botox) y abobotulinumtoxina A (Dysport). Sólo la onabotulinumtoxina ha obtenido una autorización de comercialización en Francia para las inyecciones en el detrusor. La toxina botulínica tiene una acción curaromimética por bloqueo de la transmisión nerviosa en la unión neuromuscular estriada. Esta acción es reversible y requiere reinyecciones reiteradas cada 6-9 meses aproximadamente. La inyección se realiza por vía endoscópica bajo anestesia local o general, comenzando con la dosis con 50 U en pacientes no neurológicos y de 200 U en los pacientes con patologías neurológicas. En los pacientes no neurológicos, la toxina botulínica permite mejorar los síntomas de hiperactividad vesical y la calidad de vida de los pacientes. En los pacientes neurológicos, además de mejorar la calidad de vida, las inyecciones de toxina botulínica permiten también limitar las presiones del detrusor y proteger el aparato urinario superior a largo plazo. Se requiere un seguimiento riguroso de los pacientes para detectar la aparición de efectos secundarios o un posible escape de la toxina.