Aunque las manos sólo suponen el 4% de la superficie corporal, están implicadas en el 80% de las quemaduras debido al reflejo de protección. Las quemaduras profundas o tratadas inicialmente de forma inadecuada dejan secuelas tanto funcionales como estéticas. Las secuelas funcionales de tipo retracción cutánea se manifiestan por bridas cuya escisión deja una pérdida de sustancia que se cubrirá con un injerto de piel total, o con plastias en Z, en IC o en tridente. Las reparaciones tendinosas pocas veces son necesarias y sólo pueden plantearse después de la reconstrucción de una superficie cutánea adecuada. La utilización de dermis artificial y la reinyección de tejido adiposo son particularmente adecuadas para el tratamiento de las secuelas de quemaduras de las caras dorsales de las manos de tipo retracciones o adherencias. Las quemaduras del aparato ungueal dejan secuelas estéticas cuyo tratamiento consiste en la escisión de la placa cicatricial seguida de un injerto de piel total o de un colgajo local. El tratamiento de las secuelas de quemaduras de la mano se inscribe en un tratamiento multidisciplinario, en el que la rehabilitación tiene un lugar primordial.