La braquiterapia mediante implantes permanentes en régimen de monoterapia se reserva a los pacientes que presentan un cáncer localizado de la próstata de buen pronóstico, con las siguientes características: localización intraprostática, tumor clasificado como máximo de estadio T2b, concentración de PSA (antígeno prostático específico) inferior a 10 ng/ml, volumen tumoral pequeño, cáncer bien diferenciado (puntuación de Gleason inferior a 7), volumen de la glándula prostática inferior a 50 cm³ y ausencia de trastornos miccionales evidentes que podrían descompensarse tras la implantación. Un programa de braquiterapia prostática mediante implantes permanentes requiere un nivel técnico especializado y una colaboración multidisciplinar indispensable entre urólogos, radioterapeutas (autorizados a emplear fuentes radiactivas) y físicos de dosimetría. Los resultados publicados en 10 años en términos de control de la enfermedad han permitido clasificar la braquiterapia prostática mediante implantes permanentes como un tratamiento estándar de los cánceres localizados de buen pronóstico, junto a la prostatectomía radical y la radioterapia externa.