El término de cistopatías crónicas engloba distintas afecciones vesicales de etiologías diversas (infecciosas, traumáticas, irritativas, etc.), cuya presentación clínica es variada y combina, en la mayoría de los casos, dolor pélvico, hematuria y síntomas irritativos. Las pruebas de imagen suelen ser de escasa utilidad para el diagnóstico y se utilizan sobre todo para descartar las complicaciones. El diagnóstico suele basarse en la cistoscopia y el estudio histológico de las biopsias vesicales asociadas a la anamnesis y a la búsqueda de factores desencadenantes. El tratamiento es médico (tratamiento del agente causal, antibioticoterapia, instilaciones endovesicales) y/o quirúrgico (resección endoscópica, cistectomía parcial o total). Las recidivas son frecuentes y algunas formas son precancerosas, por lo que se recomienda un seguimiento a largo plazo.